Anteriormente vimos qué era la domótica y algunas de sus aplicaciones más frecuentes.
En esta oportunidad nos centraremos en su aplicación en las viviendas y cómo incide en nuestras vidas cotidianas.
La implementación de estos tipos de sistemas aumentan el confort de nuestros hogares, pero para que su funcionamiento sea óptimo, se pueda aprovechar en su totalidad y sea utilizado por el usuario de forma intuitiva, es necesario que se incluya y se prevean las conexiones desde los inicios del proyecto, en la etapa de diseño. En este punto la coordinación del arquitecto con el electricista encargado de hacer las instalaciones en obra, es muy importante ya que da como resultado el buen funcionamiento del sistema, cubriendo cada una de las necesidades.
Entre los aspectos que necesitamos controlar en un hogar, encontramos la iluminación. Una casa inteligente es capaz de controlar la luz mediante sensores que se instalan en los distintos ambientes de la casa. Esto nos permite el control automático de la luz artificial, garantizando contar con la cantidad justa de luz necesaria dependiendo del lugar y el momento del día. También existen sensores de presencia/vacancia encargados de encender o apagar las luces dependiendo de si hay gente dentro de un ambiente o no.
En este caso, podemos programar y acceder al sistema mediante smartphones o tablets y por controles que se instalan dentro de las viviendas. Los controles pueden ser centralizados o distribuidos.
Otro aspecto muy importante a controlar en nuestros hogares para nuestro confort es la calefacción y refrigeración. Sin importar si utilizamos aires acondicionados, losa radiante, radiadores u otro medio de calefacción o refrigeración, podemos incluir la domótica para optimizar su funcionamiento. De este modo, podemos programar la temperatura de los ambientes dependiendo de la hora del día, y podemos encenderlos o apagarlos de forma remota, es decir, no es necesario estar en nuestra vivienda para accionarlos. Otra opción es programar un horario de encendido y apagado de los artefactos.
Dentro del control solar y de temperatura, nos encontramos con las aberturas y los distintos dispositivos para el control de la iluminación natural. En este sentido, podemos abrir o cerrar las ventanas de forma remota, o en sistemas un poco más avanzados, se pueden abrir o cerrar automáticamente, con el fin de lograr la temperatura ambiente deseada. Esta implementación resulta muy útil cuando tenemos ventanas altas o de techo que nos incomodan abrir o cerrar manualmente. También resulta conveniente la instalación de sensores de lluvia para que se cierren automáticamente ante este tipo de circunstancias. Asimismo, podemos subir o bajar cortinas, toldos, o persianas, mover parasoles, e incluso podríamos definir la inclinación de ellos para que ingrese la cantidad de luz solar deseada.
Una aplicación menos frecuente en hogares pero igual de llamativa, es el manejo del audio. Nos permite también predefinir las preferencias de usuario ante distintos escenarios.
El control del sistema de riego, la apertura de puertas o portones en garage, y el manejo de alarmas y cámaras de seguridad, son otros de los atractivos de la domótica.
Todos ellos influyen en el confort y la calidad de vida, pero además nos permite ahorrar energía, sacar un informe de la energía que utilizamos, y alarga la vida útil de nuestros artefactos.
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